Debo comenzar aclarando que, hoy, este refrán es un modo de mostrar mi indignación, por lo que debe ser considerado algo aparte del modo didáctico y objetivo que esta sección pretende tener.
Valga esta aclaración para señalar que la Educación, sobre todo en la Lengua y Literatura (medios de expresión de todas las facetas y ciencias del ser humano) no puede ni debe mantenerse al margen de la realidad y, aunque, por eso mismo, porque se convierte en denunciante y difusora de lo que sucede, se están dejando de lado las Humanidades (Lengua, Literatura, Filosofía, Historia, etc...), el ser humano no puede dejar de reclamar y proclamar la injusticia ("Si se calla el cantor, calla la vida...").
Vamos al grano: Cuando un empresario empieza a hablar de pérdidas porque en vez de ganar 60 millones, por poner un ejemplo, ha ganado "sólo" 45, ya va la cosa mal y se ponen a pensar en "hacer otra cosa" aunque eso suponga dejar en la calle a los trabajadores que han hecho posible con su esfuerzo el que se mantuvieran esas ganancias. (Caso Telefónica, sin ir más lejos).
Y es que aunque la ley de la competencia, el libre cambio, etc., etc., favorecieran la revolución industrial, los pilares de toda economía, la de las materias primas, la agricultura, la ganadería y la pesca, ha ido menospreciándose en pro del sector servicios, el de la "calidad de vida", el de "es más feliz quien más tiene", en resumen: el de los coches, electrodomésticos, la vivienda... hasta llegar a un punto en que es más fácil comprar otro aparato que repararlo, o más "jugoso" conceder la hipoteca de una vivienda aunque con pocas garantías porque, de no pagar, no sólo el prestamista recupera la vivienda, sino que la deuda se mantiene y se debe seguir pagando aunque no haya (ni dinero, ni vivienda).,
En esta tesitura tan actual que estamos sufriendo ahora mismo, todo favorece a los empresarios (a los que, como en teoría son los que dan trabajo, hay que mimar) porque la mano de obra es eso: manos, seres informes sin rostro ni características, máquinas que se usan para un fin, que seguirán ahí mientras den ese beneficio o serán sustituidas por otras cuando no lo den. Y, encima, culpamos al que, más pobre que nosotros, acepta las condiciones más ruines; peleamos entre nosotros sin reconocer al verdadero culpable: el que juega con la necesidad para su propio beneficio.
Mientras las cosas han ido bien, o nos hemos querido creer que así era, nos hemos conformado y dejado llevar. Pero los sueños, sueños son y lo malo de los sueños es que no son reales y acaban al despertar.
Nos ha tocado un despertar terrible, el sueño se convirtió en pesadilla y estamos pagando nuestra conformidad o, tal vez, ingenuidad, el tener "fe ciega" en los que se suponía elegíamos para que nos representasen y cuidasen de nuestros intereses: Nos ha salido el tiro por la culata (ya veremos esta expresión).
Hace un tiempo comentaba el refrán: "Es el cebo el que engaña, no el pescador ni la caña" y debemos reconocer que hemos picado. Así que, como no tenemos más remedio que constatar que estamos en la época de las vacas flacas, más vale apretarse el cinturón, echarle arrestos y reconocer que es más rico el que sabe disfrutar de lo que tiene saliendo adelante a pesar de todo, aunque en la familia solo uno trabaje (quiero decir, que perciba un salario) mientras los demás se afanan en estirarlo y poder mantenerse con lo que hay, comiendo pollo, casquería o cerdo en lugar de cordero o ternera, calentando en el fuego en lugar de la vitrocerámica o microondas, volviendo al abanico o a las mantas pasando del aire acondicionado y tomando la cervecita tranquilamente en casa o en el césped del parque más cercano (con limpieza y respeto, eso sí).
Mientras, nuestros políticos (sean del color que sean) siguen protegiendo a los que crean empleo (no a los microempresarios ni a los autónomos, no, sino a los "grandes") para que con unos sueldos de 400 o 600 euros, sigan regalando el trabajo a quienes los reciben: es más que nada ¿no?
En fin, somos más cultos (ya hasta un barrendero tiene la ESO), y si el saber es poder habrá que aplicarlo. Por eso, el 15-M no debe ser destruido por quienes pretenden menospreciarlo y desprestigiarlo. Democracia significa gobierno del pueblo y para el pueblo. Si lo han olvidado, habrá que recordárselo, insistiendo en que no es precisamente el dinero el valor principal del ser humano y haciendo que "el tanto tienes, tanto vales" dé paso al "obras son amores, que no buenas razones".
Limpieza en nuestros representantes, devolución de lo robado y honor a la palabra dada. Ni más ni menos que lo que se nos pide al ciudadano de a pie.
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