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Con
relación al grabado de Goya "Aquellos polbos" incluido entre sus
Caprichos, nos comprometimos a explicar qué era el
sambenito (no San Benito, aunque tenga
relación con los monjes benedictinos) que ha dado origen a esta
expresión que comentamos.
Sabemos que es dar mala fama a alguien, atribuirle algo que normalmente no merece para rebajarlo y hacerle de menos ante los demás.
Para explicar su origen debemos remontarnos a la época en que la Inquisición hacía de las suyas
y su crueldad e injusticia empezaron a ser notorias.
En
general, este Tribunal juzgaba y condenaba materias concernientes a
brujería, quiromancia, blasfemia, falsos conversos, etc., imputaciones
todas ellas de muy fácil acusación y difícil demostración, por lo que la
confesión se lograba en la mayoría de los casos mediante tortura.
Pero
el pasar por el Tribunal no era bastante: Cuando alguien caía bajo una de esas
acusaciones estaba obligado a llevar permanentemente un saco bendecido (saco
bendito>sac benito>sambenito, que al parecer es el origen del
nombre) con una cruz de San Andrés (a partir del Cardenal Cisneros) y
una coroza ( con forma de mitra o capirote hechos de papel
prensado).
Hasta a los muertos se les desenterraba para ejecutar la
sentencia.
Y por
si no era suficiente, cumplido el tiempo en que debiera llevar el
condenado la vestimenta, ésta quedaba expuesta en la iglesia con el
nombre de la familia, el crimen juzgado y el castigo impuesto , y aún
más, cuando el saco se deterioraba era sustituido por un paño con las
mismas inscripciones, para que con ello perdurase la infamia y la
vergüenza sobre la víctima, familia y descendientes.
Dada
la injusticia de semejante castigo (y hasta de la misma acusación, de la
que muchos de ellos no eran siquiera culpables), se considera "colgar el
sambenito" a alguien cuando se le acusa de algo, prevaricando (sabiendo
que la sentencia es injusta).
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"El 12 de marzo de 2000, con motivo de la celebración litúrgica que caracterizó la Jornada del Perdón, se pidió perdón por los errores cometidos en el servicio a la verdad recurriendo a métodos no evangélicos. La Iglesia debe realizar este servicio imitando a su Señor, manso y humilde de corazón. La oración que dirigí entonces a Dios contiene los motivos de una petición de perdón, que es válida tanto para los dramas ligados a la Inquisición como para las heridas en la memoria que han provocado: «Señor, Dios de todos los hombres, en algunas épocas de la historia los cristianos a veces han transigido con métodos de intolerancia y no han seguido el gran mandamiento del amor, desfigurando así el rostro de la Iglesia, tu Esposa. Ten misericordia de tus hijos pecadores y acepta nuestro propósito de buscar y promover la verdad en la dulzura de la caridad, conscientes de que la verdad sólo se impone con la fuerza de la verdad misma. Por Cristo nuestro Señor".
Son muchas las obras que tratan sobre este Tribunal, y aquí doy la dirección de una de ellas que puede consultarse en línea: "La Inquisición en España" de José Antonio Escudero.
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